Tortilla vegana de cebolla

Tiene un sabor muy fino y delicioso

Tiene un sabor muy fino y delicioso

Este fin de semana ha sido una peripecia gastronómica y no precisamente porque me haya puesto a degustar de aquí y de allá, o a cocinar esto y lo otro, no. Mi San Valentín ha pasado sin pena ni gloria, sin corazoncitos revoloteando, ni ramos de flores, ni cenas a la luz de las velas.

La culpa de esta sequía sentimental la ha tenido una muela del juicio que decidí quitarme el 13 de febrero porque total, a mí, esto de San Valentín siempre me ha dado un poco igual, y el dentista me dijo que era mejor extirpar el mal cuanto antes. Así que dicho y hecho.

Me pasé una hora con la boca abierta y con los cascos a tope, intentando escuchar una charla super interesante de Josep María Villagrasa, pero aquello fue misión imposible. No sé qué clase de aparatos utilizan los dentistas pero parecía que tenía un torno dándome vueltas en la boca y que me estaban taladrando a la camilla.

En fin que no fue la experiencia de mi vida, desde luego, pero el fin de semana tampoco ha sido de los más interesantes que he tenido, para qué nos vamos a engañar.

Me lo he pasado tomando cremitas de verduras, batidos de leche de arroz con plátano,  purés de azukis,  cremas de arroz con mijo pasadas por el pasapuré, y zumos de manzana con kuzu… Vamos, como una abuelita sin dientes o como un bebé con sus primeros potitos, como prefiráis.

El caso es que ha llegado el domingo y ya estaba harta de darle vueltas a la comida en la boca sin poder masticar y me he decidido a hacer una tortilla vegana de cebolla con setas. Algo blandito, fácilmente masticable y muyyyy apetecible.

Para hacer esta tortilla me he inspirado en Gastrocenicienta y sus tortillas veganas. Un día navegando por la red ví que en su blog prometía tener la solución para hacer la tortilla vegana perfecta, así que no me pude resistir.

Ya había probado a hacer la tortilla vegana, sustituyendo los huevos por harina de garbanzos, pero me salía con un regustillo nada agradable y ví que la clave era añadirle limón o vinagre para matar el sabor a harina.

Ella también parecía seguir esta máxima, así que eché un ojo a sus recetas sobre distintas versiones de tortillas y me decidí a hacer la mía propia.

Es una tortilla de cebolla con setas y no lleva patatas. Está muy pero que muyyyyy buena, os lo aseguro. Así que no perdamos más tiempo y vamos con la receta.

Acompañada con una ensaladita y con un buen aliño, es una cena perfecta. Ahora para el invierno también iría fenomenal con una sopita de miso por delante.

En la foto está acompañada por una copita de vino porque queda genial para el shooting pero ya sabéis que el alcohol cuanto menos mejor. Y lo que hay detrás de la tortilla …uufff….ni probarlo¡¡ jajaja

Un duendecillo me lo ha traído hoy a casa porque sabe que las torrijas son sagradas en Carnaval y me ha pedido que las haga en versión macrobiótica, así que tendré que ponerme a investigar pero el resultado será para otro post.

Tortilla vegana de cebolla

Ingredientes: 1 cebolla hermosa + un puñado de setas + 8 cucharadas de harina de garbanzos + 3 cucharadas de vinagre de jerez + 3/4 vaso de agua + 1/4 vaso de leche de avena o de arroz + 2 ó 3 cucharadas de aceite + sal marina sin refinar + un chorrito de vino blanco (opcional) + agar agar

Elaboración: Me gusta que quede la textura esponjosa y fina, así que trituro la cebolla en una picadora y la dejo muy finita. Caliento el aceite y dejo que se haga la cebolla a fuego medio una media hora con un poco de sal. Voy removiendo con una cuchara de madera de vez en cuando. Pasados veinte minutos o cuando veo que la cebolla ya está bien blandita, añado las setas. Tenía unas setas ya cocinadas y embotadas, así que las he tenido muy poco tiempo en la sartén con la cebolla.

De lo contrario, cocinas bien las setas con la cebolla y las aderezas con un poquito de pimienta negra.

En un bol grande añades las 8 cucharadas de harina de garbanzo y medio vasito de agua, lo bates con un tenedor y si ves que la consistencia es bastante espesa, echas el agua restante y también la leche vegetal. Bates otro poco la mezcla, añades sal y pruébalo. Notarás que predomina mucho el sabor de la harina, así que añade tres cucharadas de vinagre de jerez y prueba otra vez (sin querer me ha salido un pareado, jii).

Te darás cuenta de que el sabor ha cambiado completamente, verdad? Pues si todavía quieres rizar más el rizo, añade una pizca de vino blanco y bate otro poco.

Te habrá quedado bastante líquida la mezcla pero piensa que tiene que tener la consistencia igual a si fueran huevos, por tanto, para asegurarte de que te queda bien espesita la tortilla, agrega media cucharadita de copos de agar agar y termina de batir.

Cuando veas que la cebolla y las setas están a punto, vierte por encima la mezcla y cocínala a fuego medio como una tortilla convencional.

Espera a que cuaje, vete dándole formita por los bordes para que no se pegue a la sartén…

Cuando veas que ha cuajado en parte, dale la vuelta con ayuda de un plato, y hazla por el otro lado de igual manera que antes.

Es muy importante darle la vuelta correctamente, para que no se te rompa ni se te deforme (igual que harías con una tortilla de patata).

Cuando veas que está ligeramente doradita por ambas partes, ya estará lista para comer.

Tiene un olor muy rico, tu cocina estará ricamente perfumada y ahora no tendrás nada mejor que hacer que poner la mesa bonita y disfrutarla.

 

Hay cosas que son difícilmente mejorables

Hay cosas que son difícilmente mejorables

Compártelo

Conoce las claves para disfrutar mientras te cuidas

Un comentario

  1. sugarnobaby Autor del artículo

    Pues eso sí que es un éxito redondo, Blanca. Cuando un paladar no conquistado de antemano se relame con una receta de las que comparto es el mejor piropo que me podían echar.
    Muchas gracias por contarlo y a seguir disfrutando. Un abrazo!!

Los comentarios están cerrados.