La sopa de miso es un clásico en Japón y en el universo macrobiótico. En los restaurantes chinos también la ofrecen en el menú aunque no tiene nada que ver con la que te puedes hacer en casa.
Su preparación sorprende por su simpleza y sus beneficios para la salud son tantos que no debería faltar en ninguna mesa por lo menos en otoño e invierno.
En los días fríos y húmedos, me gusta coger el bol caliente con las dos manos y acercar la nariz para ver el movimiento del miso cuando se activa con el caldo caliente. Con la primera cucharada que tomo ya siento que estoy a salvo de todo. Por fín en casa.
Ingredientes:
sopa de miso clásica: una taza de cebolla cortada en trozos pequeños + una taza de zanahoria igualmente cortada + agua +alga wakame +miso (recomiendo mugi miso)
sopa de miso para eliminar grasa: una taza de nabo cortado en dados +una taza de puerro +setas shitake
Elaboración:
Echas en una cazuela unos cuatro dedos de agua , lo pones a fuego fuerte y cuando hierva le añades las verduras y lo dejas unos 20 minutos a fuego medio.
Cuando veas que están blanditas las verduras añades un poco más de agua, echas un trocito de alga wakame cortada en pequeñas tiras y lo dejas otros 5 o 10 minutos.
Pasado ese tiempo, la sopa ya estará lista para tomar pero falta echar el miso. La cantidad de miso recomendada es una cucharadita por bol y para que no pierda sus propiedades, no lo calientes al fuego. Cuando vayas a tomar la sopa, disuelves el miso en una taza aparte con un poco del caldito y lo añades a la sopa.
Esta sopa es genial para los días en los que te encuentras un poco débil, cansado, enfermo, empachado o incluso resacoso. Y en general, es perfecta para las épocas más frías del año en las que necesitas reconfortarte por dentro y por fuera.
A disfrutar¡¡¡