La energía de la primavera se corresponde con la del hígado, por eso esta época del año además de ser muy bonita y espectacular por cómo florece la naturaleza también nos avisa de cómo están las cosas por ahí dentro.
Si nos hemos pasado mucho con las comidas grasas y proteínicas en el invierno o con el alcohol y los dulces puede que nos sintamos cansados, con malestar general sin motivo aparente, con dificultad para dormir o tal vez se nos caiga el pelo o nuestras uñas sean tan quebradizas como el papel.
Al igual que las plantas brotan y renacen, nuestro cuerpo limpia las toxinas de la sangre a través del hígado y vuelve a nacer.
Un organismo intoxicado necesitará ayuda para hacer esta laboriosa tarea, por eso es muy recomendable hacer una dieta depurativa o un ayuno de entre 3 y 10 días en primavera.
Yo estoy probando un semi-ayuno coincidiendo con la Semana Santa y a partir de las seis de la tarde no como nada sólido, sólo un caldo de miso que tomo tres horas antes de dormir.
Por el día estoy ayudando al hígado a depurarse con verduras escaldadas y por supuesto con dieta macrobiótica.
Hoy he comido crema de coliflor, arroz integral con azukis y verdura escaldada. De merienda, manzana asada y dos rebanadas de pan esenio. Para desayunar, caldo de miso y crema de maíz.
En las azukis he puesto alga kombu y a media mañana me he comido una tira de alga nori tostada.
Además de la alimentación, los paseos por la naturaleza y las respiraciones profundas hacen también un trabajo esencial de limpieza interior. Es un tiempo para pensar y para relajarse. La televisión es mejor que la apagues y el ordenador justo lo enciendes para leer este post o para escribirlo.
Dedicarte tiempo y leer mientras te cuidas es un placer y casi hasta un deber, algo que todos deberíamos hacer mucho más a menudo.
¡¡Bienvenida primavera¡¡
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