Foto Jon Usual

Puede que precisamente hoy no vayas a la compra pero como es el Día mundial del Consumidor me gustaría recordarte que tienes el derecho y la obligación de saber lo que estás comprando.

Si encima te lo vas a llevar a la boca, ni te cuento.

Después de los últimos cambios normativos la letra pequeña de los productos ya no lo es tanto (mínimo 1,2 milímetros) aunque puede que sigas necesitando llevarte la lupa en el carro de la compra.

No sería ninguna locura porque sólo el 25 % de los vascos lee las etiquetas de los productos y las entiende antes de meterlos en su cesta. ¿Cuál es el problema de que no se entienda lo que se lee? Según un estudio de la revista Consumer, el 94 % de las personas con las que hablaron se quejaron de que las etiquetas utilizaban palabras complejas y un 80 % las veía poco claras y legibles. Quizás si aumentaran un poco más el tamaño de la letra negrita… la cosa ayudaría pero por lo visto nos quieren ver por los pasillos de los supermercados con monoculares.

Otra de las cosas que me llamó la atención de este estudio es que aunque el 88 % de los consumidores cree que las etiquetas son útiles, sólo a la mitad le influye a la hora de elegir un producto u otro.

Entre quienes leen las etiquetas, el 94 % mira la fecha de envasado, la caducidad y cuándo se recomienda comerlo, otro 86 % lee la información nutricional y un 67 % clava sus ojos en la lista de ingredientes y alérgenos.

¿Con qué grupo de todos ellos te reconoces tú? ¿Cuáles son tus secretos para una compra sana y responsable?

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