Si eres una comilona empedernida y cuando ves un plato lleno de bollería industrial empiezas a ensalivar como una loca, huye de los hoteles con desayuno bufé incluido.
Llevo una semana saltando de hotel en hotel y he visto de todo.
Por lo visto, el cerebro de algunas personas se cortocircuita cuando se topan con un bufé gratis. No es hambre, no. Es pura glotonería y creo que también el ansia por exprimir al máximo el dinero que han pagado por una habitación.
Pero seamos honestas, ¿alguien puede disfrutar de un día de playa después de haberse tragado (porque ni siquiera «pierden el tiempo» en masticar) tres platos hasta arriba de bollería?
Supongo que lo harán para no comer al mediodía y ahorrarse el dinero de un menú pero ¿les compensa?
Llevar un estido de vida nocivo en verano puede tener consecuencias que perdurarán durante años.
Cuatro semanas de comilonas y de falta de ejercicio físico son suficientes para alterar tu fisiología y lo que es peor, a partir de entonces, te costará más perder kilos y mantenerte en tu peso ideal.
Así que, si has pagado una habitación de hotel con desayuno incluido, piénsatelo dos veces antes de enfrentarte al bufé libre.
Empieza el día con una pieza de fruta, mucho más saludable que un zumo industrial, y en lugar de tirarte a la bandeja que rezuma grasa hidrogenada, escoge una rebanada de pan (del más auténtico que veas) y úntala con unas gotas de aceite y un poco de tomate.
Desayuna con tranquilidad, masticando bien (en verano no hay prisa por llegar al trabajo), y deja tranquilos a los bollos rellenos de chocolate o de crema, a las palmeras, a los croissants y a todos los dulces que tengan pinta de haber sido hechos en serie.
Están petados de grasas «vegetales», hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas.
Este tipo de grasas son muy baratas y tienen la ventaja de que la bollería se conserva más tiempo en las estanterías antes de ponerse rancia.
Sin embargo, cuando comes productos con grasas hidrogenadas, una vez en tu organismo se comportan como si fueran grasa saturada, y contribuyen a aumentar tus niveles de colesterol y de triglicéridos (más riesgo de infartos y de derrames).
Ojo a los aceites vegetales de coco y de palma, son ricos en grasas saturadas, así que no te excedas con ellos o mejor evítalos.
En cambio, aceites como el de oliva, sésamo, girasol y maíz, son también de origen vegetal pero éstos sí que son saludables.
Por tanto, vale que estés de vacaciones y que quieras estar un poco más despendolada pero no estires tu estómago como si fuera un acordeón.
Llevar un mal estilo de vida aunque sólo sea durante un mes tiene consecuencias y ahora ya lo sabes.
La Universidad de Linkoping (Suecia) ha investigado sobre los efectos de comer más de la cuenta y no mover el culo, y ha observado que las personas que se sometieron al experimento, no sólo engordaron durante los 40 días de comilonas y sedentarismo, sino que tras perder los 6 o 7 kilos ganados, un año después tenían más masa grasa que quienes siguieron un estilo de vida saludable durante aquel mes.
Y atención, dos años y medio después, la diferencia de masa grasa entre un grupo y otro todavía fue mayor.
¿Sorprendente, verdad?
Por tanto, no dejes que un bufé domine tu instinto más tragón y escoge los alimentos con conciencia.
Si de vez en cuando quieres comer algo dulce, elige lo que esté hecho en casa y sírvete una cantidad pequeña.
Los pequeños bocados son los más ricos, se saborean mucho más.
Y los desayunos con cremas de cereales ni te cuento. El que he tomado esta mañana era de arroz con cebada y estaba hecho en cocina de leña, lentamente, horas y horas de calorcito…
Ha quedado tan cremoso y tan dulce…No tengo palabras para describirlo, sólo me salen sonidos guturales, jajaja.
Recuerda que un desayuno sano debe ser ligero, nutritivo pero no graso y húmedo. ¿Quieres saber más sobre este tema? Te cuento más en este otro post.
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