Conoce el secreto de una comida feliz, sin acidez ni ardor de estómago

 

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Foto de picjumbo.com

 

Esta semana me llamó la atención un titular a cuenta de un estudio sobre «Cómo comen los españoles» y pensé rápidamente en que el asunto merecía un post.

La principal conclusión que saqué es que los españoles comen rápido y conectados a la tecnología.

La verdad es que no es algo que me pille por sorpresa y probablemente a ti tampoco pero llama la atención el alto porcentaje de los encuestados que dice tener molestias digestivas. En el caso de las mujeres, un 50 %, y en general, sin hacer distinción por sexos, el 34,7 % de los españoles sufre problemas de digestión, el 24,4 % siente pesadez después de comer, el 16 % tiene hambre al poco tiempo, al 14 % le cambia el humor (a peor), el 13 % padece acidez y al 5 % le entra dolor de cabeza.

Teniendo en cuenta que comer con el móvil en la mano o con la nariz pegada a la tablet es casi ya una tendencia, no me extraña nada que pocas personas disfruten mientras comen.

Según este estudio, el 60 % de los españoles cree que podría disfrutar más de sus comidas y para ello es prioriatrio que la comida esté rica, sea sana y que el acto de sentarte a la mesa te permita recuperar la calma que te roban el trabajo, las obligaciones familiares o el dichoso móvil.

10 consejos para una comida feliz

  • Empezar la comida con un poquito de sopa para estimular la secreción de jugos gástricos. Al contrario de lo que se piensa, las ensaladas no son un buen comienzo para una comida feliz
  • A continuación, toma la proteína (vegetal o animal) porque para digerirla necesitas que el estómago cree el medio ácido adecuado y si lo has llenado de otros alimentos no tendrá la misma eficacia
  • Si tu proteína son legumbres puedes comerlas al mismo tiempo que el cereal porque los dos contienen hidratos de carbono y se van a digerir sin problemas
  • Acaba tu comida con verduras
  • Evita el postre, incluída la fruta (especialmente si es cruda)
  • Termina de comer con una infusión, un té verde (si es bancha o kukicha mejor) o un café de cereales
  • Recuerda que la digestión empieza desde que comienzas a oler la comida que tienes en el plato, así que pon tu atención en la comida. ¿Has oído hablar del mindful eating? Pues básicamente es eso, cuando comas come, no te despistes con nada más
  • Mastica cada bocado cuantas más veces mejor, ¡hasta la sopa!
  • No bebas durante la comida, en todo caso agua y a temperatura ambiente
  • Aparca las discusiones y las preocupaciones. El momento de sentarte a la mesa es «sagrado», así que no lo indigestes con emociones negativas. Si respetas esta «ritual» tendrás más energía y mejor humor para afrontar lo que te depare el día

 ¿Sabías que tu forma de vestir también puede proteger el sistema digestivo?

Ya me has oído hablarte del doctor Jorge Pérez-Calvo, experto en nutrición energética. Me encanta leer sus libros y me resulta curiosa e interesante la reflexión que hace sobre la importancia de la ropa para hacer mejor las digestiones.

Cuenta en su libro «Nutrición energética para la salud del sistema digestivo» que desde la Antigüedad el ser humano ha diseñado prendas que protegían el sistema digestivo, como las fajas que rodean los riñones, el abdomen y la zona lumbar. En Japón, por ejemplo, era tradición llevar una faja interior hasta en verano y la persona sólo se la quitaba en el momento de asearse.

De esta forma no perdían calor en la zona digestiva y mantenían la energía adecuada en esa zona del cuerpo.

Así que si sueles pasarte horas con el bañador mojado o sentada sobre una superficie fría, ahora ya sabes qué consecuencias puede tener.  Tu zona interna digestiva se irá enfriando y tus digestiones cada vez serán peores.

En el caso de los niños, su sistema digestivo es más inmaduro que el nuestro y su digestión más débil, por tanto, vigila que no tomen bebidas muy frías ni muchos helados.

The beauty of japanese Sakura

Es curioso cómo el cuerpo nos habla si le escuchamos. En invierno, cuando me siento delante del ordenador a trabajar en casa me gusta envolverme de cintura para abajo con una manta. Me siento como un «sushi» andante porque una vez que me pongo la manta ya no hay quien me la quite.

Ahora que sabes el porqué si un día llamas a mi puerta y me encuentras de esta guisa no te asustes.

Creo que voy a pensar muy seriamente en comprarme un kimono para estar en casa calentita con mi faja bien ancha y ajustada. Las japonesas siempre me han fascinado y si un día tengo que salir corriendo con lo puesto porque hay un incendio (toco madera) puedo contar que me estaba probando el disfraz de Carnaval…

Si no cuela no pasa nada. Pondré el toque exótico al suceso, ¿no crees?

¿Y tú cómo comes? ¿Has confundido alguna vez el móvil con la cuchara y lo has acabado metiendo en la crema de verduras?  Cuéntame tus aventuras culinarias, soy toda oídos!!