Artículos en esta categoría: Sabías qué

10 trucos para depurarte esta primavera

Las margaritas de botón son alucinantes y esa rosa que no es una rosa me deja hipnotizada

Las margaritas de botón son alucinantes y esa rosa que no es una rosa me deja hipnotizada

La primavera es una de mis estaciones favoritas, como lo es para millones de personas en el mundo, incluida tú, muy probablemente.

El invierno suele ser una época dura para mí y cuando llega la primavera la recibo con las puertas de mi casa abiertas de par en par. leer más

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Lo que pasa cuando comes bien

Diseñar un menú semanal puede ayudarte a comer mejor

Diseñar un menú semanal puede ayudarte a comer mejor

Muchas personas todavía piensan que cocinar es una pérdida de tiempo y que lo que comen no influye en sus vidas. Como mucho, pueden llegar a creer que dependiendo de si su menú tiene más o menos grasa les hará engordar. Pero hasta ahí.

Este post no va dirigido a ese grupo de gente (o sí) sino a los que han dado el paso de cambiar algunos hábitos que no les hacían sentirse bien consigo mismos o a quienes hace muchos años que descubrieron que la alimentación puede ser una herramienta para conseguir más salud y para ayudar a hacer un planeta más sostenible y feliz. leer más

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Buscando restaurante en París

Entrada a L'AS du Fallafel

Entrada a L’AS du Fallafel

Antes de ir a París ya imaginaba que no iba a tener ningún problema para comer bien. La cuestión que más me preocupaba era no quedarme sin blanca en los tres primeros días pero si pones un poco de atención y tomas precauciones, pan comido!!

Os avanzo que de la cuisine parisienne no tengo ni idea, así que no os daré ningún consejo sobre los platos típicos o dónde los preparan mejor, yo lo que he hecho ha sido frecuentar restaurantes japoneses, vegetarianos, ecológicos y orientales.

La zona por la que más he comido ha sido Le Marais, un barrio muy recomendable para alojarte, ya que está muy céntrico, hay mucha gente joven, muchas tiendas, restaurantes interesantes y galerías de arte. Recuerda un poco a Chueca (Madrid), porque es el preferido de la comunidad homosexual, pero esto cogerlo con pinzas porque de Chueca tiene más bien poco. En todo caso, y siguiendo con el ejemplo de Madrid, podría ser una mezcla de dos barrios, Salamanca con Chueca. En fin, que son cosas mías. El caso es que el barrio en cuestión mola bastante y es un buen sitio para ir a comer o cenar.

Antes de ir a París llevaba una lista de restaurantes a los que quería ir y uno de ellos era L’AS du Fallafel (Rues des Rosiers 32-34). Es un local israelí de Le Marais famoso por su falafel y por las colas que hay para entrar en él. Nosotros tuvimos suerte y sólo esperamos cinco minutos el segundo día, el primero fuimos derechitos a la mesa, toma ya!!

Falafel servido en bocadillo

Falafel de L’AS du Fallafel servido en bocadillo

En París, este sitio es toda una institución (dentro de la comida oriental), ya que lleva un montón de años abierto, y tiene fama de hacer el mejor falafel de la ciudad. Probé el falafel en su versión de plato completo (15 euros ), no en bocadillo, y me encantó. Ponen mucha cantidad y la calidad es realmente buena. Acompañan las croquetas de garbanzos con una ensalada de lombarda, otra de tomate y pepino, otra de col y tres salsas diferentes, hummus, tomate y la tercera era prácticamente tahín cien por cien pero no supe identificarla.

Además, te ponen pan de pita para untar. El restaurante no es muy grande y siempre está abarrotado de gente. Muchos vecinos judíos de Le Marais, que tradicionalmente han vivido en esta zona de la ciudad, acuden a L’AS du Fallafel con sus familias, lo que da una idea de la calidad de sus famosas croquetas.

Cuando me sirvieron, corté una de las bolitas de garbanzo por la mitad y me llamó la atención su color,  con un verde bastante intenso, debido a la cantidad de perejil y/0 hierbas aromáticas que usan.  Además, me gustó el tamaño de las bolitas (son del tamaño de un bombón) y que estuvieran cubiertas con semillas de sésamo.

A pocos metros de L’AS du Fallafel hay otra opción de comida informal, sana y sin gastar mucho. Se trata de Miznon (Rue de Ecouffes, 22).

La carta del Miznon

La carta del Miznon

No lo tenía fichado ni lo había visto en ninguna guía pero su escaparate, lleno de tomates, limones, pimientos y coliflores, me atrapó. La decoración moderna, estilo vintage, terminó por convencerme.

El primer día que pasé a su lado, prácticamente pegué la nariz a la ventana para no perder ni un detalle, pero como estaba recién comida no entré. Tardé un día en volver, quería probar qué ofrecían en aquel restaurante que adornaba su barra con berenjenas y puerros. Me decanté por una pita de coliflor a la plancha con verduras salteadas y salsas que me supo de muerte. Mi chico probó otra versión, ratatouille con hummus, y no sabría decir cuál de las dos me gustó más. Deliciosas!!

Nosotros comimos junto a la ventana que hay nada más entrar, pero si pasas la barra verás que hay más mesas en el interior del local. Después, he sabido que el dueño del Miznon es un chef israleí muy popular, Eyal Shani, que ya tiene otro restaurante con el mismo nombre en Tel Aviv.

En su nuevo proyecto cerca del río Sena, se sirven platos que fusionan la cocina israelí y la francesa dentro de un pan de pita. Una combinación sabrosísima y muy recomendable. También hay platos con carne, así que hay opciones para casi todos los gustos.

Verduras y más verduras en Miznon

Verduras y más verduras en Miznon

Otra sugerencia interesante para los vegetarianos y amantes de lo ecológico, en este mismo barrio de Le Marais, es Bob’s Kitchen (Rue des Gravilliers, 74).
No tuve tiempo de conocerlo en persona pero estaba en mi agenda porque dicen de este pequeño café-restaurante que todo lo que ofrece es orgánico, sano y hermoso…no está mal, no?
En Bob’s Kitchen se pueden comer ensaladas, sopas, futomakis y  guisos vegetarianos. Me quedó pendiente para una próxima escapada a Paris.
Foto de Bob's Kitchen, rollitos de sushi

Foto de Bob’s Kitchen, rollitos de sushi

Además, y como en cualquier lista de restaurantes que se precie, para mí no puede faltar la opción japo. No sé cómo me las apaño pero casi siempre que voy a ciudades más grandes que la mía acabo entrando en un restaurante japonés. Creo que esta manía mía se debe a que en Vitoria, donde vivo, escasean este tipo de sitios y no hay ninguno del que pueda decir que es realmente bueno.
Pero a lo que iba. Si te preguntas por qué voy a restaurantes japoneses siempre que puedo, te diré que es lo más parecido a un restaurante macrobiótico que puedo encontrar y porque me apasiona su forma de cocinar y soy fan del sushi.
Además, en la carta de un restaurante japonés nunca faltan una sopa de miso, fundamental para reponer fuerzas después de patearte medio Paris, sobre todo en invierno, y un delicioso maki sushi de aguacate o de huevas de pez volador (mis preferidos).
Por recomendar uno en París, mencionaría Isami  (4, Quai d´Orléans), un pequeño bar-restaurante que no atrae clientes por su decoración o su lujo sino por preparar los mejores sushis y sashimis que se pueden comer en esta bellísima ciudad.
El matrimonio Nakamura regenta este pequeño espacio al que acuden en masa los amantes de la cocina japonesa. Es necesario ir con reserva previa.
El Isami es un local acogedor

El Isami es un local acogedor

Ver la habilidad del cocinero japo preparando rollitos de arroz con algas te dejará boquiabierto. Los pescados crudos son la estrella de su carta y son de una calidad excelente, muy muy frescos.
Sashimi Moriawase del restaurante Isami. Foto tomada por un cliente.

Sashimi Moriawase del restaurante Isami. Foto tomada por un cliente.

Una quinta sugerencia dentro de esta pequeña lista es Le Potager du Marais (24 Rue Rambuteau), cerca del Museo Pompidou.
Es un restaurante vegetariano-vegano donde puedes elegir entre una selección de comida francesa sin carne ni pescado. La sopa de cebolla es un plato triunfador en este local.
Le Potager du Marais

Le Potager du Marais

Estas son mis sugerencias para comer sano si te escapas unos días a París pero recuerda que hay decenas de sitios a los que ir y posiblemente encontrarás lo que buscas. Es cuestión de caminar con los ojos abiertos y el olfato bien agudizado.
Y si te alojas en un apartamento y dispones de cocina, yo probaría a ir a un mercado a comprar producto fresco y a preparártelo tú mismo. Otra forma de conocer París y sus sabores.
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Comer sano en un aeropuerto

 

Algo de lo que ofrece la cadena Exki

Algo de lo que ofrece la cadena Exki

Coger un avión es una experiencia que siempre me ha fascinado. Para empezar, confieso que me sigue pareciendo un fenómeno casi «paranormal» que semejantes moles puedan despegarse del suelo y elevarse a miles de kilómetros de la tierra sin caerse. Aunque me expliquen una y otra vez el mecanismo físico que permite a un avión volar, a mí me sigue pareciendo algo mágico, así que yo me subo al avión con la emoción de quien va a asistir a un espectáculo inédito.

Soy así de feliciana para estas cosas, ¡qué le vamos a hacer! pero no pienso corregirme porque disfruto como una niña de cada trayecto, salvo que dure más horas de las que el cuerpo puede soportar felizmente sentado.

Como ocurre con casi todas las cosas, lo de volar también tiene uno o más lados negativos. Uno de ellos es el momento del papeo. Si tienes la mala suerte de tener que ir a un aeropuerto con el estómago vacío, lo normal es que te subas al avión deseando llegar a tu destino para comer algo decente y no muy guarreras sin que te saquen los ojos.

Los que llevamos una alimentación que se sale de lo común y corriente solemos encontrar más obstáculos para satisfacer nuestro apetito, que por otra parte es igual de canino que el de todo el mundo, pero hoy he comprobado con satisfacción que las cosas están cambiando y que cada vez es más sencillo viajar sin echar por tierra todos mis principios dietéticos.

La sorpresa me la he llevado en el aeropuerto de Orly (París), donde me he topado con restaurantes de comida rápida que me han dejado con la boca abierta,  Boco y Exki.

La presentación también gana puntos

La presentación también gana puntos

Las estanterías estaban llenas de apetitosos sandwiches de pan integral con verduras, hummus, setas shitake o nabo daikon… Ensaladas a base de arroz negro, de quinoa y cuscús, así como platos calientes de pasta o quichés de verduras…

Una tosta "verde" de Exki

Una tosta «verde» de Exki

Una lujuria verde que ha hecho saltar por los aires mi idea sobre la comida de los aeropuertos, de algunos claro, porque en el de Bilbao, que es el que más cerca me pilla, …el color verde sigue en los montes que lo rodean pero no parece llegar a los locales de hostelería del aeropuerto.

Espero que algún día no muy lejano el cilantro, la rúcula y las semillas de sésamo estén presentes en los menús de los aeropuertos y podamos decir por fin adiós al falso sandwich de pacotilla conocido como vegetal y que lo único que tiene de verde es una triste hoja de lechuga acompañada por un poco de tomate chuchurrío, ahogado con un chorretón de mayonesa y coronado por un huevo cocido y una loncha de jamón york. Y es triste tener que recordarlo pero los huevos los ponen las gallinas y no crecen en las huertas, con lo cual no sé qué pintan en un plato vegetal, y del jamón york…mejor ni hablamos.

Por cierto, en algunos aeropuertos como en el de Dallas Fort Worth no sólo han entendido esto hace tiempo sino que además han habilitado salas para que durante las horas de espera los viajeros practiquen yoga. Pero igual es mucho pedir, así que me conformo con que le den pista al falso verde y hagan más sabroso y nutritivo el vuelo.

No estaría nada mal, eh?

No estaría nada mal, eh?

 

 

 

 

 

 

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10 libros de cocina para regalar esta Navidad

Llámame viejuna pero a mí me gustan los libros de papel

Llámame viejuna pero a mí me gustan los libros de papel

Si en tu familia hay cocinillas… ésta puede ser la tuya. He preparado una selección de los 10 libros que a mí me gustaría que me regalaran esta Navidad. Las librerías están petadas de titulos de cocina «gracias o por culpa» de tanto programa televisivo de cocineros o aficionados que compiten por ser los mejores.

Es como una plaga, hasta los niños se ponen el delantal para salir en la «caja tonta» y claro, luego estamos los blogueros cocinillas con nuestras recetas y fotos de turno, así que por donde quiera que pongas los ojos hay cocina y más cocina.

Sin embargo, resulta que los productos precocinados y congelados se venden como churros, así que yo no entiendo nada… Bueno sí, lo que pasa es que hay mucha teoría pero poca práctica.

En fin, que seguro que tienes un listado de regalos pendientes a estas alturas y ya estamos a 16 de diciembre. El Olentzero, Santa Claus o Papá Noel están a la vuelta de la esquina, así que no te demores más. Deja de divagar sobre qué regalas y ponte a ello.

1/ «180 delicias crudas. La base esencial de una alimentación viva», de David Coté y Mathieu Gallant.

David Coté y Mathieu Gallant

David Coté y Mathieu Gallant

Para quienes quieran adentrarse en el mundo de la alimentación viva sin cocción y preparar sabrosos platos de gran poder nutritivo y desintoxicante. Estoy deseando echar un vistazo a la velouté de espinacas con pistachos y a la tarta de lima y aguacate… Creo que este libro y yo podemos hacer grandes cosas juntos. Los creadores de la Crudessence (alimentación biológica, sin cocción, sin gluten, vegana) nos proponen muchas recetas, deliciosamente ilustradas, y atención, con propuestas interesantes para tentempiés y bebidas que ayudan a mantener un alto nivel de energía durante todo el día. ¡¡No me digas que no es un regalazo!!

 2/ «El atlas comestible. Una vuelta al mundo a través de 40 gastronomías», por Mina Holland.

El atlas comestible

Mucho más que una recopilación de recetas

 Comer y viajar, dos grandes placeres que me producen mucha felicidad. Mina Holland se ha colado en las cocinas de medio mundo para hacérnoslas llegar. Anécdotas, historia y literatura se mezclan en este atlas comestible en el que no faltan consejos de los mayores expertos gastronómicos del mundo. Un libro para cocineros intrépidos y culos inquietos. Un regalo de lo más original.

 

3/ «Veganomicon. El libro definitivo de la cocina vegana».

Un clásico de la cocina vegana

Un clásico de la cocina vegana

Escrito por Isa Chandra Moskowitz, una popular chef vegana muy conocida en el mundo anglosajón y por Terry Romero. Desde septiembre de 2013 está en las estanterías de las librerías españolas traducido al castellano, así que ya no tenemos disculpa para no hacernos con él.

En sus 350 páginas, que no llevan fotografías, lo que abarata el libro, incluye una introducción a la cocina que puede ser muy útil para quienes se ponen por primera vez delante de una cazuela. También cuenta varias técnicas para cocinar correctamente cereales, legumbres y verduras.

Si tu recetario de verduras y legumbres es pobre y aburrido y no sabes hacer nada sin usar huevos, leche, carne o pescado, éste puede ser tu libro.

 

4/ «Cupcakes veganos», de Toni Rodríguez.

Para los más golosos pero sin renunciar a lo vegano

Para los más golosos pero sin renunciar a lo vegano

 No seré yo quien os anime a comer azúcar pero como la moda del cupcake nos invade, creo que ésta puede ser una forma más sana de comer estos pastelitos de colores, que ocupan miles de fotografías en Pinterest.

Son obras maestras de la repostería pero sin productos de origen animal, lo que lo hace aún más apetecible.

Parecen tan perfectos… ¿será posible hacerlos en casa así de bonitos? ¡¡¡Venga, quién se anima!!!

 

5/ «Delicias veganas», también de Toni Rodríguez.

El chef vegano comparte sus creaciones veganas

El chef vegano comparte sus creaciones veganas

 Seguimos con este joven chef porque hace muy fácil la vida a los que quieren llevar una alimentación sana y sin ingredientes de origen animal.

Si no estás convencido de las ventajas de ser vegano, quizás encuentres en este libro unas cuantas motivaciones para convertirte. Además, si este tema te suena a chino, aquí aprenderás los ingredientes, las  técnicas y los utensilios que necesitas para elaborar este tipo de cocina. El autor te lo pondrá fácil porque te dará consejos para que nadie se resista a tus creaciones veganas.

Además, te propone unas 80 recetas explicadas paso a paso para que no tengas excusa para ponerte a cocinar ¡¡ya!!

6/ «Curso básico de conservas», S. Steel, A. Wright.

Todo el mundo lo debería leer

Todo el mundo lo debería leer

Soy la primera que necesita un curso básico de conservas. Tener unos padres «conserveros» y «tarreros» hace que te vuelvas perezosa y que no te molestes en aprender a embotar pero creo que va siendo hora de espabilarse.

Este libro es el profesor ideal porque lo explica todo con mucho detalle. Aprenderás cómo envasar, congelar y encurtir hábilmente y sin meteduras de pata y encontrarás en él un buen número de recetas para poner en práctica tus conocimientos. ¡¡Arriba esas despensas llenas de deliciosas conservas!!

7/ «Conservas naturales de las 4 estaciones . Las mejores recetas de 150 horticultores biológicos».

Otro gran manual para conserveros

Otro gran manual para conserveros

Aprender a conservar los alimentos sin desnaturalizarlos es un arte que puedes aprender gracias a diez sencillos métodos. La pasteurización, el secado, la fermentación láctica, la conservación en aceite, en sal, en azúcar o en vinagre son técnicas tradicionales que no podemos ni debemos olvidar. No te dejes comer por la invasión de las conservas industriales y los productos congelados.

Las técnicas que te enseña este libro no sólo permiten conservar los alimentos sino que los enriquecen con nuevos sabores y sus vitaminas no se pierden por el camino.

¿Tendrás suficiente con 250 recetas para conservar más de 100 alimentos diferentes? Es hora de saborear las conservas naturales.

8/ «Escuela de verduras». Larousse.

¡¡Me lo pido!!

¡¡Me lo pido!!

¿Quieres aprender a limpiar alcachofas? ¿Te gustaría saber qué cocción va mejor para los espárragos o cómo puedes rellenar una lasaña sin carne? Esta Escuela de Verduras puede ser para ti si quieres encontrar respuestas a estas preguntas.  La editorial Larousse te enseña en esta publicación técnicas básicas para que hagas en casa entremeses, platos principales y guarniciones sorprendentes con verduras de temporada.

9/ «Los secretos de los pucheros», de This Hervé.

Para los más pragmáticos

Para los más pragmáticos

Su autor es el creador de la gastronomía molecular.  Es un físico-químico francés que se encarga de encontrar explicaciones científicas a consejos de cocina transmitidos de chef en chef y de generación en generación. Y así, dominando la ciencia conseguimos resolver de manera sorprendente recetas que tienen fama de difíciles. ¿Interesante, no?

10/ «Cocina al vacío. Iniciación a la técnica de cocción más delicada», por Hubertus Tzschimer.

Para los sibaritas

Para los sibaritas

Una novedad de las librerías gastronómicas que trata un tema que está muy de moda. Por lo visto no hay cocinero que se precie y que salga en la televisión que no use esta técnica. ¿No os habéis dado cuenta? jajaja. Bromas aparte, tengo que confesar que he probado a envasar pescados al vacío y me he quedado con las ganas de aprender a cocinar con esta técnica que, según dicen, da resultados tan buenos y delicados.

Los alimentos se envasan sin aire y se cocinan en un baño de agua a una temperatura baja y constante. ¿Qué ventajas tiene esta cocción? Pues que los alimentos conservan mejor sus vitaminas y no pierden sus jugos.

Si te animas a probar este universo en este libro encontrarás los principios de este tipo de cocción y sabrás qué equipo básico necesitas para empezar. Además, el autor te propone más de 60 recetas suculentas que entran por los ojos con unas fotografías preciosas.

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