Tan sencillo como lavar medio kilo de albaricoques, abrirlos por la mitad, sacarles el hueso y ponerlos en una cazuela con agua y vino tinto, hasta cubrirlos.
Añades una ramita de canela y una pizca de sal y los pones a cocer hasta que se queden blanditos. Y voilaaaaaa¡¡¡
Este postre es perfecto para personas que no consumen azúcar por enfermedad como los diabéticos o por convicción como los macrobióticos. También entra dentro del recetario de los veganos o vegetarianos porque no contiene ningún producto de origen animal.
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