Archivos mensuales: septiembre 2014

Besamel vegana de coliflor

Es suave y de sabor delicado

Es suave y de sabor delicado

Una buena besamel es la guinda de un pastel (salado) o de una lasaña aunque también es un acompañante perfecto para unas verduras gratinadas al horno. Hacerla no requiere grandes habilidades y no tiene por qué llevar harina. Mira cómo la preparo yo.

Ingredientes: 300 gramos de coliflor + 2 cebollas + aceite + sal + leche vegetal + nuez moscada + pimienta negra + miso blanco

Elaboración: Picas finas las cebollas y las dejas que suden y que se ablanden con un poquito de sal en una sartén untada en aceite unos 15 ó 20 minutos. A continuación, añades la coliflor cortada en flores (previamente lavada) y un buen chorro de agua (sin que la cubra) y la dejas que hierva otros 20 minutos. La aderezas con un poquito de sal, un toque de pimienta negra molida y una chispa de nuez moscada. Dejas que se cocine con la tapa puesta.

Pasado ese tiempo echas la coliflor y la cebolla en un recipiente pero sin el líquido de la cocción y lo bates. Añades un chorrito de leche vegetal (las de avena o de arroz son mis preferidas) y una cucharada de miso blanco para espesar la salsa y darle un sabor más dulce.

El resultado es francamente bueno y no hay peligro de grumos ya que no lleva harina.

La salsa bechamel o besamel original (con harina, mantequilla y leche de vaca) tiene origen noble ya que lleva el nombre de un marqués de la corte de Luis XIV (Francia), un tal Louis de Bechamel, que al parecer la inventó para acompañar al bacalao seco. De todas formas, es una de las muchas teorías que circulan sobre el origen de esta salsa, así que… vaya usted a saber¡¡ Lo que está claro es que es la base de grandes platos que a todos nos gustan como croquetas o canelones.

La versión vegana es apta para todos los públicos y es mucho más digestiva y ligera.

 

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Bon voyage!!

Tomando el sol

Con semejante bañador ¿quién es la guapa que se depila las ingles?

El verano, ese momento tan esperado durante todo el año, empieza a decaer y todo lo que se haya «cocido» en ese momento de máxima expansión tendrá su vuelta en el otoño. Es tiempo de cuidarse, de mimarse, ahora sí, y no basta con tumbarse a la bartola a tomar el sol. Si has abusado de alimentos y bebidas yin tienes muchas papeletas para agarrarte un buen catarro o gripe este otoño. Pero no temas, estás a tiempo de reparar lo que parece irreparable o al menos de intentarlo.

Al volver a casa, retoma tus hábitos sanos y considera la posibilidad de hacer una dieta limpiadora durante unos días. Vuelve a correr, a caminar, a hacer yoga, a nadar o a meditar. Limpia también tu jardín, tus plantas o tu huerta. Renueva con aire nuevo tu casa, empéñate a fondo en dejarla bien limpia y empieza a hacer realidad lo que has soñado que harías entre cabezada y cabezada junto al mar.

Viaja ligero

Viaja ligero

Aquello que no te hace feliz no lo vuelvas a llevar en tu maleta. Para viajar, mejor ir con poco peso aunque sea con maleta de ruedas. Si viajas con compañía elige personas con las que tengas cosas en común y con las que disfrutes.

¿Existen trenes así?

Uno de mis transportes favoritos es el tren

Si viajas en tren elige cama blanda. Eso lo aprendí en China después de una noche en un desvencijado vagón atestado de mujeres chinas con sus hijos. No había un solo hombre, salvo mi acompañante, que no era chino y que al igual que yo no podía creer que aquello le estuviera pasando. Al parecer, los hombres no soportaban aquellos vagones y aquellos camastros, cosa que sí hacían sus anegadas esposas.

Nunca olvidaré aquella noche. Yo, hecha un ovillo en mi litera, oyendo el traqueteo del tren, sudando a mares por la humedad y con una sonrisa de felicidad de oreja a oreja porque por primera vez tuve la sensación de que realmente estaba viajando.

¿Despedida o recibimiento?

¿Despedida o recibimiento?

 

 

 

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